Mastica y ganarás en calidad de vida

MASTICA Y GANARÁS EN CALIDAD DE VIDA

 

Cuida de tu cuerpo, es el único lugar que tienes para vivir.
-Jim Rohn-

Masticar los alimentos es algo a lo que no estamos acostumbrados, vamos siempre corriendo que cuando nos sentamos en la mesa es un momento más del día que hay que pasar, a veces comemos porque necesitamos alimentarnos para vivir, pero ha dejado de ser un momento de conexión y de disfrute total, aunque digamos que nos gusta comer. Alrededor nuestro hay siempre miles de estímulos que nos desconectan de ella.

La gente come en el metro, por la calle de pie, casi cualquier lugar es bueno para comer. Tenemos recursos gratuitos para tener un buen sistema inmune, una buena digestión, un ph alcalino porque el cuerpo está diseñado con absoluta sabiduría. Sin embargo, a veces preferimos pagar por todos estos servicios con medicamentos que utilizar las herramientas que vienen en nuestro software; pensado que la felicidad está fuera de nosotros y que no tenemos el control sobre ella.

Nuestro cuerpo está diseñado para comer sentado.

Sí, tu cuerpo está diseñado para comer sentado. Y claro, si quieres empezar a cuidarlo este es un hábito imprescindible  del que tienes que hacerte amiga.

Aunque, creo que algo ha empezado a cambiar con este confinamiento y es que ahora vamos siendo más conscientes de que la felicidad está en uno mismo y en como quiera mirar la vida, y lo que ocurra fuera de nosotros tiene que ver más con una interpretación de lo que vemos que con lo que ocurre en sí mismo.

Y aquí entran nuevas posibilidades y nuevos hábitos que tienen que ver con nuestra salud y con nuestro bienestar. Y uno de ellos que es la masticación.

Recuerdo que en el colegio siempre estudiábamos que el aparato digestivo empezaba en la boca, la verdad es que nunca lo entendí. Entendía que era así porque el alimento entraba por la boca, pero, ¿la digestión no empieza en el estómago? Cuando comencé a estudiar macrobiótica es cuando verdaderamente comprendí el alcance de esta afirmación.

Y es que cuando masticamos y ensalivamos la comida estamos ya ayudando a nuestro proceso digestivo por las enzimas que contiene la saliva.

La saliva tiene enzimas alcalinas, si tu masticas lo suficiente (30 veces por lo menos) ayudarás a que el alimento esté ya tan descompuesto que no precise tantos líquidos biliares y pancreáticos para su descomposición. Ya sabes que estos son altamente ácidos y cuánto mas masticado llegue al estómago menos necesitará y mejor será tu digestión. Estarás menos hinchada y tu intestino absorberá mejor los nutrientes.

Además, la saliva es alcalina y con la masticación ayudas también a que el alimento se vuelva más alcalino. Un regalo para el estómago que a veces sufre con la acidez con la que trabaja, tú a veces lo notas porque sufres de esa acidez y crees que con una pastilla se arregla el problema, pero tienes una herramienta gratuita que lo solucionaría de por vida: MASTICA.

Ya sabes que el estómago no tiene dientes, por lo que aunque intente descomponer los alimentos que ingieres, no tiene la precisión de nuestra dentadura. Así que masticando indudablemente reduces flatulencias, al comer deprisa tragas más aire.

El estómago no tiene dientes, por lo que aunque intente descomponer los alimentos que ingieres, no tiene la precisión de nuestra dentadura. 

Cuando masticas, por lo menos 30 veces, ayudas a extraer los azúcares de los alimentos y eso hace que tu azúcar en sangre sea más estable y necesites menos picar entre horas y dejarás de comer dulce cada cierto tiempo, por lo que controlarás mejor tu peso. Esto siempre es una buena noticia.

Mastica y notarás que incrementas tu energía y vitalidad, cuando tus digestiones son pesadas y largas porque tu alimento lo engulliste prácticamente, la digestión precisa de más oxígeno para realizar este trabajo y eso afecta a que tu cerebro y otras partes de tu cuerpo no cuenten con el oxígeno que necesita para otras actividades.

Pero no termina aquí todo, tienes más ventajas, cuando masticas entras en el club de las que se sienten menos pesadas, de  las que están conscientes de su cuerpo y su salud, de las que cuidan sus encías y las fortalecen con esos movimientos que realizan las mandíbulas en cada masticación.

¡Entra en el club de las que son conscientes de su cuerpo!

Masticar te sitúa en el presente y en tu consciencia, en el disfrute y en el agradecimiento. Tu conexión con la comida es también tu conexión contigo misma y tu esencia.

 

¿Cómo podemos hacer para aprender a  masticar?

Concéntrate en los sabores de los alimentos que ingieres. Cuando se mezclan en tu boca, notarás como va variando a medida que se combinan entre ellos. Disfruta de cómo sabe cada uno de ellos.

Deja tu tenedor en el plato cada vez que te llevas un bocado a la boca. Como no tienes el tenedor preparado ya para para comerlo, ni estás presionando con él a tu cerebro, te relajarás y empezarás a ralentizar tu forma de comer.

A veces es necesario contar al principio, en ocasiones sigo contando porque en algunos momentos de estrés me dejo llevar por la rapidez y esa es una forma en la que consigo conectarme nuevamente conmigo.

Cada vez me doy más cuenta de lo maravilloso que es nuestro cuerpo y de cómo nos ofrece todo para que estemos saludables, más bien parece que en ocasiones estamos ciegos y queremos buscar fuera la cura de lo que está dentro.

¡Mastica y ganaras en calidad de vida!

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