LA AUTOOBSERVACIÓN COMO CAMINO DEL BIENESTAR
Está la creencia de que, para bajar de peso, para cambiar tu alimentación o tu salud, es suficiente con comer de otra manera, quitarse algunas cosas que se consideran perjudiciales, sacrificarte y pasarlo mal.
Ponemos mucho esfuerzo en ello, y al final nos damos cuenta de que no funciona. Todo ese esfuerzo no ha merecido la pena y se resiente nuestra autoestima, nuestra confianza en nosotros mismos y ponemos en entre dicho todo lo que hasta el momento hemos hecho.
A veces, abandonamos antes de terminar una dieta porque nos aburrimos, ya que son radicales, porque no tienen que ver con nuestros hábitos ni nuestros patrones familiares. Porque no les encontramos sentido.
Y es que, para mí, los cambios tienen que tener sentido. Y tienen que ser paulatinos para que el cerebro se acostumbre y no refunfuñe todo el tiempo y nos lo haga más difícil.
TODOS SOMOS DIFERENTES
Partamos del hecho de que somos todos diferentes, de que llegamos al sobre peso o a la enfermedad por cuestiones muy distintas unas de otras y que cada persona es un mundo particular y nada debe ser igual, aunque la problemática final sea la misma, para unos que para otros.
Y es que cambiar porque sí la alimentación, en base a unas dietas que siguen todas las mismas reglas sin mirar la idiosincrasia de cada uno, no tiene mucha lógica.
No es lo mismo llegar al sobrepeso por un problema de abusos que porque tu madre haya estado todo el día metiéndose contigo, o las amigas o tu entorno. El problema se refleja en los kilos, pero las creencias y patrones no tienen nada que ver. Las imágenes que has creado en tu mente después de lo que has vivido es distinto en cada caso y lo que vives y cómo lo vives tiene emociones y pensamientos desiguales.
Aunque haya condiciones o elementos parecidos, la realidad de cada persona es muy dispar, y ahí entra lo interesante: nuestra forma de pensar, nuestras creencias y patrones, nuestros hábitos son muy diferentes de unas personas a otras.
La realidad de cada persona es muy dispar por las creencias y patrones que han marcado su vida
Eso es lo que las dietas (tanto para adelgazar como para sanar o prevenir) no tienen en cuenta, las particularidades, las emociones, la mentalidad y las condiciones físicas que varían dependiendo de cada cual.
Estamos tan habituados a recurrir a una pastilla que al final es lo que busca la gente, la comodidad. Algo sencillo, rápido que no cuesta porque el único problema que plantea es comprar el medicamento y tomárselo (sin leer los efectos secundarios que algunos tienen varias hojas). Y pensamos que todo es así, rápido, sin que nos afecte mucho y sobre todo que no implique nada que cambie nuestras estructuras mentales, el entorno, la familia, los amigos, las salidas de cenas y copas. Las pastillas están para que no se mueva nada del lugar en donde está porque esos cambios nos producen miedo.
¿SOMOS RESPONSABLES DE LO QUE NOS SUCEDE?
Pero hay que empezar a responsabilizarse de lo que nos sucede en la vida tiene que ver con nuestros hábitos y creencias, la mayoría inconscientes y casi todas negativas, que venimos arrastrando desde la niñez o la juventud.
Tenemos pensamientos y creencias repetitivas que son inconscientes y la mayoría negativas con respecto a nosotros
Escuchamos más de nuestros padres, hay que mejorar, no te has esforzado, mira que eres bruta, si pusieras más interés... frases poco motivadoras, que esos son luego los pensamientos inconsciente que aparecen una y otra vez.
La medicina oriental piensa de otra manera. También en algún momento la medicina occidental estuvo en ese punto (y hay muchos médicos actuales que han cambiado su paradigma). Escuchar al cuerpo y a la mente, por eso ahora hay práctica como el Mindfulness
El mindfulness surge de la necesidad de hacer conscientes los hábitos poder mejorar en la salud y la prevención de la enfermedad.
LA AUTOOBSERVACIÓN
Para los orientales, todo se basa en la observación. Miles de años observando cómo los alimentos interfieren con nuestros órganos y cómo los órganos responden a lo que comemos no solo físicamente sino también emocional y mentalmente. Y cómo estos tiene el poder con su combinación, con su alquimia de influir fortaleciendo y tonificando a los órganos dañados. Así tenemos dos medicinas muy importantes, la ayurveda (hindú) y la filosofía taoísta (de donde proviene la macrobiótica) que se basan en la alimentación como prevención y también para curar desórdenes y ayudarnos a estar saludables y con energía.
Ahora que la vida va tan rápida, qué comemos de cualquier manera y cualquier cosa; y casi diría en cualquier lugar (porque el metro se ha convertido también en un lugar donde despachar el sándwich del almuerzo para no perder tiempo), la autoobservación se vuelve unos de los principales objetivos para sanar, para adelgazar, para prevenir.
Cuando nos autoobservamos nos damos cuenta de comportamientos que nos había pasado desapercibidos
Cuando observamos, cuando salimos de esa forma en la que veníamos haciendo las cosas y la miramos desde otro lugar, es cuando se produce el cambio.
- Observar cómo te acercas a la comida, si desde el mundo emocional o desde el hambre (necesidad fisiológica)
- Observar si comes muy deprisa, y si es así cómo te sienta la comida (te da gases, te sientes hinchada, has comido tanto que estás a reventar…)
- Observar si puedes hacer alguna actividad fácilmente después de comer, sin que te cueste, sin sentirte pesada, sin gases (la digestión no se tiene que notar, como el respirar) o te cuesta ponerte en marcha
- Observar cómo estás ese día para saber cómo vas a comer, si desaforadamente porque estás en estrés o ansiedad, o con tranquilidad porque has podido hacer unas respiraciones antes de sentarte a la mesa o has aprendido a desconectar
- Observar si comes dando participación a todos los sentidos, el gusto, el olfato, las texturas en tu boca, los sabores, o realmente ni te das cuenta de lo que comes porque la mente la tienes en otro lugar
- Observar qué alimentos son los que eliges, si cualquier cosa, porque te da igual; o te preparas una comida que te nutra de verdad y que te permita seguir con tus actividades
OTROS BENEFICIOS DE LA AUTOOBSERVACIÓN
Observar no solo te hace más consciente de lo que comes y de cómo te sientes, sino que te hace situarte en el presente, tan importante en estos momentos en los que hay miles de mensajes que nos llevan de un lado para otro, sin permitirnos concentrarnos o disfrutar de lo que estamos haciendo.
Nuestro cerebro recibe tantos imputs por segundo que si no estás equilibrada o centrada te puedes perder en las redes sociales, en un video, y pasar de unas cosas a otra sin terminar tus objetivos ni tu trabajo. Y luego decimos cosas como: No tengo tiempo de nada, no me ha cundido la mañana… la gestión del tiempo también pasa por un orden en los hábitos de comida. Ya que somos un todo y comer desordenada o caóticamente, influye luego en cómo te vas a comportar.
A veces ordenar la comida y los horarios, significa también ordenar y observar otros aspectos de tu vida que están también más abandonados.
Hacernos responsables de cómo nos sentimos para tratar de comer mejor, de estar con más salud es una forma de tomar las riendas de nuestra vida y de saber poner freno a tantas cosas que comemos sin pensar y sin saber muy bien porqué o incluso sabiendo que son nocivas.
La sensación de culpa no sirve de nada porque nos deja un amargo sabor en la boca y eso se traduce luego en baja autoestima, en reproches innecesarios, en pérdida de la confianza en una misma. Por eso, empezar con alguno de los puntos de la autoobservación puede ser un camino perfecto para acercarte a una forma más consciente de alimentarte, y por lo tanto de estar más saludable, mas energética y con más amor por ti. Así, alejas a las enfermedades, a los kilos de más, a los malestares, desequilibrios, carruseles emocionales, etc…
Comprométete con uno o dos de las autoobservaciones y ve ampliando a otros más cuando hayas integrado los primeros, así no te resultará difícil o te dará pereza. Subir los escalones a tu ritmo te ayudará a que el proceso sea más seguro y acorde con tu ritmo.